En la opinión de
DR. H.C. DANIEL VALLES JEFE DE LA UNIDAD DE COMUNICACIÓN SOCIAL
MORAL SOCIAL
El tirar basura a la calles es un acto inmoral. Seguro habrá quien lo enfoque más en campo de la Ética. De cierta forma tendría razón.
La Ética indica cómo hicimos algo. La Moral, porqué lo hicimos. El hecho y el motivo. Claramente son dos cosas distintas.
Tirar basura en la calle es un acto inmoral, de ahí que si esa basura termina dentro de una alcantarilla de drenaje, de igual manera es una inmoralidad.
En nuestra ciudad se recogen más de 460 mil toneladas de basura al año, algo así como mil 300 diariamente. De acuerdo con un dato de hace unos años dado a conocer por el Departamento de Limpia municipal, unas cien toneladas diariamente se dispersan en la ciudad. Es decir, no se recogen. Es mucha basura tirada por aquí y por allá. (Lo que podría cambiar en breve, ya que hay nuevos concesionarios para el servicio de limpia en Juárez).
Al venir una lluvia y más como la que tuvimos el pasado mes de agosto, la gran mayoría de esa basura termina en una alcantarilla, sobre todo si algún “samaritano”, por querer hacer una buena obra levanta una tapa para que se vaya el agua que se ha acumulado en algunas de las calles que se anegan.
Lo anterior colapsa un colector o una tubería de drenaje. La que no está diseñada para llevar nada sino agua con desechos orgánicos. Cuando éstos se tapan, se debe a que objetos sólidos de gran tamaño o una cantidad de éstos, juntamente con aceites, grasas, tierra, piedras, etc., logran solidificarse en un tapón que colapsa el sistema de drenaje. Surge entonces un brote de agua negra.
Tirar basura en la calles es un acto inmoral porque conlleva la idea interna de la desobediencia. Cuando la primera termina en una alcantarilla y la colapsa, le provoca un daño a la sociedad: El brote de agua de drenaje.
Esto va en contra de la ciudad misma, donde la persona que realiza tales actos vive. Lo que indica que no le importa o le importa muy poco las consecuencias de sus actos. Asume que lo que hace no tendrá consecuencias y esto lo da por sentado, pero sí que las tiene, no obstante no lo sepa.
Seguro estoy que si tuviera que pagar una multa por tirar basura, como sucede en Singapur, o por levantar la tapa, no lo haría.
El no tirar basura en la calle o no abrir la tapa de una alcantarilla parecería que son meras sugerencias. Esto para la persona que no considera la moral social o su propia moral. Aquí es donde se separa el instinto de la inteligencia.
La persona que realiza las acciones que menciono no actúa por instinto, sino con la inteligencia. Rechaza por voluntad lo que sabe en su interior no debe de hacer, tirar basura, o que piensa que se resuelve un problema pluvial al levantar la tapa de la alcantarilla. Ojalá actuara por instinto. Así, nunca llevaría a cabo tales actos porque van en contra de su propio ecosistema.
La inteligencia humana es tan maravillosa, sí, pero al mismo tiempo es motivo de grandes catástrofes y problemas que nos dejan funestas consecuencias.
“Es que pensé que esto no iba a suceder”, dice la persona. ¿Y qué pasa? Lo que no se había calculado. Creímos que podríamos hacer lo que no debíamos. Es que somos muy inteligentes. Pero no. Parece que no todos somos tanto.
Esta lluvia que nos azotó el miércoles 23 de agosto pasado, dejó como saldo muchos brotes de aguas negras y hundimientos por la ciudad. Los que se repararon de inmediato.
La lluvia es una bendición. No hay duda. Recarga nuestros muy estresados mantos. Pero no ha sido suficiente. Esperamos que llueva más en lo que resta del año y también esperamos que la gente que vive en esta ciudad haga su parte y no tire basura en la calle. Que limpie el frente de su casa y que no haga “el favor” de levantar las tapas de las alcantarillas.
Recordemos todos que la basura es el peor enemigo de las alcantarillas. Provocan brotes de agua negra y hundimientos.
Porque vivimos en esta ciudad, cuidémosla, mantengamos una alta moral social con estas acciones.